Proyecto Educativo Barroco de las monjas dominicas de Pamplona.
Tal como he comentado en otras historias, pese a ser una sudaka proletaria me eduqué en colegios pijos, como el de las monjas dominicas. Hace veinte años que pasé por dicha institución, así que si aún queda alguna de mis antiguas súper-monjas-profesoras vivas rondarán los 100 años, aunque seguramente Madre Esther (la de matemáticas) siga dando vueltas por allí, ya que el colegio era su casa. Literalmente. Al final del pasillo de la 4ta planta había una puerta que daba acceso al convento donde ellas vivían. De la cama al aula en cuatro pasos.
Pese a su 1.40 mt de estatura causaba terror con su sola presencia. Su piel de porcelana no había sido tocada por el sol durante años y podía confundirse con los restos de tiza de la pizarra. En mis tiempos no había esas aulas modernas con proyectores ni ordenadores. Madre Esther no se tomaba la molestia de ir a las aulas, los alumnos debíamos acudir a su presencia. Ella tenía su aula y su pasión eran los círculos. No he visto a nadie en el mundo que haga las circunferencias más perfectas que ella. La NASA debería ficharla para hacer mapas de los planetas.
Madre Esther era el ideal de monja dominica, llevaba allí desde los comienzos del colegio en 1590, vio construir esa magnífica iglesia barroca privada sólo para ellas y la comunidad educativa. Debías ponerte de pie cuando ella entraba por la puerta y guardar silencio. Siempre sentarte en el mismo sitio y llevar hecha tu tarea. Seguía un estricto orden para sacarte a la pizarra a hacer los ejercicios. Si lo hacías mal, tenías que hacer el siguiente y así sucesivamente hasta que lo hicieras perfecto. Yo me pasé los 50 minutos completos de la clase en la pizarra haciendo senos, cosenos, tangentes y otros emocionantes ejercicios de trigonometría. Había gente que lloraba. Yo no le di ese gusto. Aún retumban en mis oídos sus gritos: <<¡Ay mi chica! Pero, ¿qué haaaaaaaaaceeeeeessss?>>.
En los videos publicitarios del colegio he quedado alucinada con todas las reformas burguesas que han hecho al estilo Facha Montessori, aunque su nuevo paradigma educativo se basa en las inteligencias múltiples desde la neurociencia de Gardner, tal como aparece citado en su página web. De este modo, han distribuido los espacios educativos de primaria y secundaria, porque ir al aula de Matemáticas de Madre Esther es algo obsoleto, queda mejor decir "hoy nos toca en el espacio Gamesa o en el Thinking Corner".
Con respecto a mi época, eso no ha variado mucho. Según qué clase tenías, uno iba moviéndose. En Latín y Griego éramos 3 personas así que nos íbamos a unas aulas pequeñas de la quinta planta. Aún continúan dando gran importancia al estudio de idiomas con inglés, francés, euskera, latín y griego, y ahora han añadido alemán. Así que puedes elegir todos los idiomas y crearte el bachillerato a tu medida, aunque para dárselas de"guays" lo llaman el "entrepernaur teams".
Obviamente, estamos hablando de un colegio privado que puede permitirse el lujo de contratar a profesores para tres alumnos, y si querías estudiar Geografía de Navarra por tu cuenta, presentabas un proyecto y te lo contaban como asignatura optativa. En ese sentido, coincido con uno de los valores propuestos como el ideal del "perfil del alumno" basado en la autonomía, creatividad y consciencia. Las monjas dominicas fue uno de los primeros lugares en los que pude exponer mis obras de arte por los pasillos con su charla incluída para explicarlos (así de básicos y cortitos eran mis compañeros) cuando cursaba 2º de bachillerato.
Sabían que yo tenía un perfil inquieto que ahora lo llaman "Altas Capacidades". Para que yo no diese "problemas" me exigían más. Todas las semanas me hacían una lista de recomendaciones de lecturas y me prestaban sus libros personales. Sabían que yo los leería todos, los criticaría, hablaría mal del contenido educativo y de los libros obligatorios de la clase de Literatura Universal o los de Lengua Castellana. Muchos se conformaban con leer los fragmentos de las fotocopias o con ver la película. Yo no. Si hay que leerse el "Decameron" completo se hace y así con todos los autores. Así que en ese sentido, en vez de tirarme abajo o de limitarme a sólo lo exigido por el ministerio, podía leer lo que yo quería. Incluso preparando la selectividad, no estaba de acuerdo que la obra más representativa del realismo mágico colombiano fuese "Crónica de una muerte anunciada". Yo ya me había leído varias veces "Cien años de soledad", "Vivir para contarla", "El amor en los tiempos del cólera"... que juntos sumarán más de 2.000 páginas, frente a las 120 páginas del otro texto. Y mis compañeros se pegaron un mes!!! Fue la única vez que la profe de Lengua, con la que no tenía la mejor de las relaciones, me dio la razón y me dijo que lamentablemente, el ministerio tuvo que bajar el listón porque la gente ya no lee. De hecho, esa profe fue de las pocas que me felicitó por ser el mejor examen de Lengua en la selectividad del colegio y le extrañaba que no me hubiesen puesto un 10, porque con diferencia era la más lista. Eso podía habérmelo dicho cuando era oficiamente su alumna cuando todos me hacían bullying por mi acento sudaka.
Otro aspecto interesante del proyecto educativo es la escala de valores que cada centro considera como esencial. Para las monjas opusianas el valor cristiano guía sus vidas. Cuando cumplí 18 años a mitad de 1º de bachillerato me empecé a representar a mí misma, ya no necesitaba apoderado. Así que la primera medida que adopté como parte de mi educación es dejar de ir a la misa obligatoria de los días jueves. Como "castigo" me mandaban a leer a la biblioteca a hacer trabajos de reflexión o "servicios a la comunidad".
Esto último aún se recoge en su "Normativa legal para la convivencia escolar" en la pág. 27: <<Realización de tareas fuera del horario lectivo en beneficio de la comunidad educativa>>. Como las monjas dominicas tienen proyectos educativos por medio planeta había que juntar dinero para los niños hambrientos de Mozambique o de Ecuador, así que allí tenía que estar maquillando y peinando niños para recaudar dinero. Por lo menos me lo pasaba bien aunque fuese mano de obra sin cobrar.







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